jueves, 30 de junio de 2011

Cuento sin letra "e"

(este texto está inspirado en "el zopilote" de Kafka y fue producido para el taller de creación literaria con el Maestro Eliseo Carranza)
Magrä, la rural, ha sido, sin duda ni pausa, vista por siglos como un lugar pacífico, armónico y mágico. Posada usual para las hadas y lugar sin malos augurios, ha fungido como ciudad natal para humanos píos, laboriosos y dignos. Por otro lado ha sido hogar para la cofradía, una agrupación vista como oscura, contraria a los usos y dañina; fundada bajo principios poco claros para los magritas, razón para odiarla y limitar su trato con la población.

Pocas millas bajo Magrä hay un sitio llamado Schwarzatraum Loc o “lugar para no soñar”. Allí, la brisa no suaviza las oscuras horas tras la caída solar y, pasada la mañana, la luz no alcanza la llanura oculta forrada con hojas amarillas y rojas, conocida como la cama sagrada. Sumida lo más profundo bajo las ramas largas y los troncos adustos, callados y malditos, la cama sagrada inspira horror y fantasía. No hay varón común tan robusto ni con tal valor como para surcar con las botas hacia la llanura oculta. Las matronas narran con gran autoridad cómo ninfas y faunos raptan niños y usan sus almas para invocar a diosas sanguinarias con ritos oscuros justo allí.
Sólo cuando las dos lunas rozan juntas la cúpula nocturna, lo cual pasa una ocasión cada dos años, la cofradía planta un altar punzando la cama sagrada. Bajo la cópula lunar, como la llaman, arriba una larga fila formada por figuras tapadas con capas y máscaras. Unos son los candidatos, los otros son los Vigías. Hoy, como cada dos años, la cópula lunar da a luz a los antiguos ritos para la iniciación.
Ocultos, los magritas miran con horror a la figura con la tunica dorada guiando a los candidatos rumbo a Schwartzatraum Loc.
—Fränko Cupio— susurran con razón.
Fränko nació magrita, bajo una familia amada por todos, mas su corazón trabajaba bajo otras normas. Ávido y curioso, buscó con naturalidad una vida justa, sabia y sin odio a lo distinto. Bajo la última cópula lunar buscó iniciación con la cofradía. Tras volcar los odios contra sí por tal acción, no volvió a mostrar su cara, ni a su propia familia. —¡Murió!—, gritaban las bocas hasta hoy, bajo otra cópula lunar, cuando hubo sido visto por los magritas ocultos, guiando a los candidatos hacia la cama sagrada. Bajo su túnica dorada, casi todos lograron distinguir con horror sus patas como cabra.
—Fränko no murió— ladraban —. Mató su humanidad. ¡Un Fauno!
Rápidos para juzgar lo poco usual, ni un alma buscó oír su historia. Una historia trazada así:

Fränko vistió la capa gris como candidato dos años atrás, una ocasión nada singular. Su iniciación siguió las formas y los usos tal como indica la tradición. Acabada la oración al gran Pan y la consagración ritual al ara, la figura bajo la gran túnica dorada habló a los candidatos con voz autoritaria, antigua y profunda.
—Hoy vosotros acudís al sitio sagrado con la voluntad cargada por pasar cada uno como hijo, ungido por la cofradía. La cama sagrada os ha llamado y, ahora, cubríos con las túnicas y salid a la zona más árida sin abandonar Schwarzatraum Loc y afrontaos a vosotros mismos. Invocad al fauno guardia: Ilion. Buscad un signo para captar un camino para vosotros. Usad la razón sin abusar. Abrid los ojos y la intuición.
La iniciación prosiguió y los candidatos arrastraron los pasos vaciando la cama sagrada.
Fränko hizo crujir las hojas bajó sus sandalias y alargó la mirada a la zona más gris. Ya bajo las ramas sin vida, pudo distinguir una figura tirada y tras un suspiro, lo abrazó un sonido agónico, sufrido y doloroso. Arrojó una rama y alcanzó a la figura.
—Tú— lo abordó con susurros ahogados la visión—. Al fin has arribado. No buscas tu turno, mas igual ya planta su fatal alarido aquí.
—¿Mi turno? ¿Mi iniciación?
—Igual da. La matrona cofradía da una oportunidad así, una sola ocasión.
Ya junto a la figura, Fränko notó algo horroroso. No había lodo, sino rojo fluido vital junto al bulto roído vivo, o casi vivo.
—¿Cómo pasó tal atrocidad?
Muy bajo y pausado, la figura contó cómo un pájaro rapaz, calvo y oscuro mordía sus patas. Había arrasado ya con sus ropas, y ahora, mordía sus propias patas. Una ocasión tras otra, arrancaba un trozo suyo usando su pico, tras lo cual trazaba órbitas usando su ubicación como ombligo, y pasados algunos minutos, tornaba para dar continuidad a su labor.
—Pronto acabará la última ronda y tornará—dijo y siguió—. Otro candidato, no han pasado minutos, pasó, miró raudo, y pidió una razón para justificar mi actitud pasiva hacia dicho animal y su rapacidad.
—¿Otro candidato? ¿No dio su ayuda?
—Pronta no. Yo había confundido mi rumbo y la confusión nublaba mi razón.
—Más los pájaros…
—Sólo uno. Cuando inició su asalto hacia mi humanidad, yo dirigí mi pasión a forzar su huída, como la lógica indica. Incluso pasó por mí, como opción, obstruir su garganta con mis manos, mas alimañas así son muy forzudas. Concibió como blanco original mi cara, mas mi voluntad optó por sacrificar mis patas. Ahora son sólo cascajo y trozos.
—No abarco tu situación-formuló Fränko-, postrado así bajo la tortura, tal como lo miro. Lograrías aplastar al pájaro disparando un arma tan solo una ocasión.
—¿Sin calumnias? —dijo sarcástico—. ¿Y tan distinguido varón hará honor a su tácita proposición?
—Con gusto—soltó a la brisa Fränko—. Tras ir a mi casa por la pistola. ¿Podría actuar como lo ha mostrado hasta ahora, unos minutos más?
—Las Diosas lo sabrán—vibró su agonía, y no movió nada, duro por tanto calvario. Justo ahí, súplicó:
— No importa. ¿Vas a calcular la viabilidad?...por favor.
—Sí— aprobó Fränko sin dudar— y procuro lograrlo muy pronto.
—¡Por todas las diosas! ¡No vayas! Al hablar nosotros dos, convino al pájaro parar oído, girando la pupila hacia ambos por turnos. Ahora caigo: ¡maldito bicho ha logrado dar significado a todo!
Bajo la sombra, un pájaro calvo y oscuro alzó ala, tomó un paso hacia atrás para lograr más impulso y, como un jabalinista, lanzó su pico por la boca, muy al fondo suyo. Mas falló su blanco. Cuando Fränko caía hacia atrás, gozaba al ahogar al pájaro sumido bajo su rojo líquido vital topando cada vacío suyo, inundando cada costa suya.
Ilion, Fauno guardia para la cofradía y todo Magrä, vivía. Arrastrando sus patas carcomidas hacia Fränko cavó un pozo profundo, tiró al inmóvil candidato al hoyo y cantando con la voz como mil faunos, cubrió la tumba con barro, hojas y lágrimas. Tras una corta oración, las ninfas, portando al Gran Pan, bajaron, lloraron y mostraron al dios lo pasado bajo Schwarzatraum Loc. Una brisa liviana brotó tras la oscuridad y Pan sonrió. Había una vida más pura para Fränko.

La población magrita gusta odiar lo no conocido y goza al ignorarlo casi todo. Hoy, odian a Fränko, mas bajo la túnica dorada no camina ya Fränko Cupio, sino un guardia para la cofradía. Ahora los candidatos, la cofradía y todo Magrä son cuidados, no por uno, sino por dos dignos guardias: Fauno Ilion y Fauno Fränko.




No hay comentarios:

Publicar un comentario